jueves, 8 de noviembre de 2012

Retrato de Jovita Arellano (Gianna Del Fabbro)


Gianna C. Del Fabbro
Elda Rodríguez
1°I Preparatoria
Español
09.11.12
Retratos de los personajes de la novela Sangre y Fuego
Jovita Arellano
          La lectura es mi pasión más grande, desde chiquita cuento con el apoyo y cariño de mi padre para este tipo de cosas, él me contaba historias en las que los personajes eran duendes, dragones, caballeros, princesas y guerreros. Podía imaginar muchas cosas con él mientras mi madre, que tenía algo en contra de eso, no estaba. Una carta nunca hace falta cuando me manda algún regalo, siempre me conmueven mucho y me hacen sonreír.  Leer, para mí es un encanto, pero mi encanto natural es la libertad con que me muevo por la vida. Esa libertad es la que me hace ver extremadamente hermosa, aparte de mi largo cabello negro y mis labios pintados de color rojo que combinan con mi piel blanca con un tono ligeramente rosado. Algunas noches no puedo dormir porque cualquier sonido que escuche, sobre todo el del reloj que me regaló mi tía, logra mantenerme toda la noche despierta. Pero esto no altera que la perfección estética se defina con la armonía de mi nariz, mis ojos y mi boca, así como la belleza de éstos, aunque algunas veces el brillo de mis ojos se pierde y las ojeras me muestran la tensión que he tenido en los últimos días. Sin embargo tengo un método para poder dormir, cuando hago el amor me relajo mucho y solo así puedo perderme en el sueño y suspirar durante las noches.
           Me casé, pero hace cinco años enviudé y no es que esté alegre por eso pero si soy una mujer feliz. Esa felicidad me la da la lectura, al igual que la música que me da el piano desde mi infancia, ensayo muchas horas al día aunque puedo recrear los sonidos, la armonía, el ritmo y los tiempos fácilmente.  Pero también mi privacidad me hace feliz, me gusta tenerla y necesito mi espacio. La mayoría del tiempo estoy sola y disfruto de la compañía únicamente de las páginas de mis libros, tampoco tengo muchas amistades, mas que con Josefina O’Brein, a ella le puedo entregar mi confianza y lealtad. Es por eso que asisto a las sesiones espiritistas que realiza, solo por la amistad no tanto por entusiasmo. A pesar de mi gusto por la soledad algunas noches comparto mi cama con Pepito Guzmán, pero no por mucho tiempo ya que me levanto siempre antes de las ocho de la mañana. Me arreglo, preparo café y salgo a caminar a comprar el periódico. Aun antes de casarme ya podía vivir sin preocupaciones del dinero, pues soy una mujer de una buena familia, pero cuando murió mi esposo pude quedarme con su fortuna y ahora vivir con paz económica hasta mi último día de vida.
          Mi belleza interna a veces no se puede definir como bella, cuando algo me molesta me pongo furiosa, indignada y me siento desolada, aparte de que tengo un carácter muy rencoroso. Estos días escucho canciones de Claude Debussy, un compositor francés que logra con el Claro de Luna, que mi melancolía sea aun más intensa. Esta canción solo es una de la gran cantidad de música que poseo, soy muy abierta con la música y me gusta descubrir y experimentar con ella. Sin embargo ese ánimo a veces lograba quitármelo Josefina, cuando me visitaba, volvía a reír.
          Mi libertad me separó del catolicismo, aunque mi madre siempre decía que las cosas pasaban porque Dios así lo quería, pero para mi las cosas pasan porque yo así las quiero. 

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